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sábado, 19 de noviembre de 2011

EZLN: ¿De qué nos van a perdonar?




¡TODO EL PODER AL PUEBLO!

EZLN: 28 años de persistencia por un ideal

Jaime Martínez Veloz

Hace 28 años un pequeño núcleo de hombres y mujeres llegaron el 17 de noviembre de 1983 al corazón de la selva Lacandona, llevando consigo un cúmulo de sueños e ideales por transformar a México en un país justo y democrático. Con paciencia, inteligencia y método se vincularon con las comunidades y organizaciones que vivían en diferentes regiones de Chiapas, así como con las luchas que durante años habían librado los indígenas en contra de la opresión y humillación centenaria. Para un habitante de las zonas urbanas mexicanas no es fácil la adaptación a las condiciones propias de la selva, pero cuando existen propósitos superiores y convicciones firmes se soportan hasta conseguir los ideales que los motivan.

En un Estado atravesado por contradicciones, sociales, políticas y religiosas la labor del núcleo original que impulsó la conformación y organización del Ejército Zapatista de Liberación Nacional tuvo que procesar con atingencia, diferencias naturales y concepciones distintas acerca de cómo conducir la lucha contra la injusticia y el olvido del que han sido objeto las comunidades indígenas de México. Mucho trabajo se tuvo que realizar para lograr que el primero de enero de 1994, México y el mundo voltearan a mirar a Chiapas y tuvieran que reconocer que el asunto de la relación del Estado mexicano con los pueblos originarios es un asunto pendiente que ha estado fuera de la agenda nacional.

El impacto del levantamiento armado zapatista movilizó a la sociedad mexicana para obligar al Estado a dialogar con los insurgentes para resolver las causas que obligaron a los indígenas chiapanecos a tomar las armas como la última forma para lograr resolver sus demandas centenarias y sus reclamos de justicia.

La trascendencia de las acciones insurgentes motivaron al entonces candidato del PRI, Luis Donaldo Colosio, a tener la definición más comprometida que haya realizado algún dirigente de ese partido, cuando en el discurso del 6 de marzo de 1994, frente al Monumento de la Revolución planteó: “Frente a Chiapas los priístas debemos reflexionar. Como partido de la estabilidad y la justicia social nos avergüenza advertir que no fuimos sensibles a los grandes reclamos de nuestras comunidades; que no estuvimos al lado de ellas en sus aspiraciones; que no estuvimos a la altura del compromiso que esperaban de nosotros. Es la hora de hacer justicia a nuestros indígenas, de superar sus rezagos y carencias; de respetar su dignidad; es la hora de celebrar un nuevo pacto del Estado mexicano con las comunidades indígenas”.

Después de su asesinato, esta definición se guardó en el cajón de los olvidos.

Durante el mandato del presidente Ernesto Zedillo se produjo un intenso proceso de negociación entre el gobierno federal y el EZLN, donde jugó un papel relevante la Comisión Nacional de Intermediación al frente de la cual estuvo el obispo don Samuel Ruiz. El Congreso de la Unión, por conducto de la Cocopa tuvo una actuación relevante; las figuras de Heberto Castillo y Luis H. Álvarez fueron el soporte principal.

Después de un proceso arduo de negociación, el gobierno federal y el EZLN desahogaron el primer tema de la agenda pactada por las partes en el tema de “Derechos y Cultura Indígena” y firmaron lo que hoy se conocen como los Acuerdos de San Andrés Larráinzar, los cuales fueron desconocidos por el ex presidente Zedillo, esgrimiendo mentiras y falsedades que escondían la estrategia subterránea que venía impulsando el gobierno federal, para entregar activos, territorio y soberanía. De esta manera, puertos, aeropuertos, concesiones mineras, bancos, ferrocarriles, satélites, producción de energía, exploración petrolera y el negocio del gas se entregaron a trasnacionales, algunas de las cuales contrataron los servicios del ex presidente y varios de sus colaboradores más cercanos. El EZLN no sólo fue traicionado por el Estado mexicano, además de ello fue perseguido, estigmatizado y en varias ocasiones ha sufrido el intento de acciones mayores con el propósito de asestar un golpe que lo pudiera aniquilar o, cuando menos, reducirlo al mínimo.

Por todo ello, los zapatistas decidieron llevar a cabo una estrategia que les permitiera consolidar sus estructuras comunitarias, establecer mecanismos para resolver sus asuntos y eventuales diferencias internas, así como con otras organizaciones cercanas a sus comunidades. De esta manera, en 2003 nacieron las juntas de buen gobierno, que les han permitido fortalecer su trabajo interno y, al mismo tiempo, llevar a cabo importantes tareas en las áreas de salud, educación, producción de alimentos y desarrollo de proyectos agrícolas, a pesar de sus modestos recursos.

Ha sido pública la enorme derrama económica que la Federación ha invertido en Chiapas después de la insurrección armada, donde, paradójicamente, quienes expusieron su vida viven en las mismas comunidades con las mismas carencias que en las etapas previas al levantamiento. Gracias al EZLN, Chiapas tiene hoy una infraestructura que no tenía antes del primero de enero de 1994. Sin embargo, a pesar de las necesidades de cada comunidad sigue vivo el ideal de lograr algún día la paz con justicia y dignidad que los mantiene en pie de lucha, resistiendo en las condiciones más adversas, entretejiendo sueños y anhelos, guiados por el ideal zapatista vigente que los conserva unidos desde hace 28 años.

Un abrazo con cariño a todos los zapatistas en este aniversario de su formación insurgente, tanto a las bases de apoyo como a la comandancia general, con el deseo de que algún día sus ideales de justicia y libertad se plasmen en la Constitución de México y se conviertan en una realidad.


¡TODO EL PODER AL PUEBLO!

A 28 AÑOS DEL EJERCITO ZAPATISTA DE LIBERACION NACIONAL

Queremos mandar una digna y rabiosa felicitación desde nuestro Estado de Guerrero a todos los compañeros y compañeras, niños y niñas, jóvenes y jóvenes, mujeres y hombres, ancianos y ancianas del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, que este 17 de noviembre cumplen 28 años en la lucha por una vida digna y hacia la autonomía

Nos llena de orgullo ver cómo, a lo largo de estos años, las comunidades zapatistas de Chiapas, junto con el EZLN han ido tejiendo, a su modo, la resistencia al desprecio y a la muerte a los que durante más de 500 años han pretendido someter a los pueblos indígenas.

Las durísimas condiciones en las que el movimiento zapatista está defendiendo su autonomía nos ilusiona enormemente y nos aporta energía en nuestras luchas diarias. La espiral de violencia que soportan, hace que tengan que enfrentarse no sólo a los tres niveles del mal gobierno, con el ejército y la policía, sino también a organizaciones paramilitares las cuales cuentan con extraordinaria protección. Dichos grupos son en muchas de las ocasiones, los responsables de “limpiar el terreno” para que las empresas multinacionales de cualquier sector intenten saquear la tierra en beneficio propio.

Aún en esas condiciones, muchos son los progresos que han logrado los y las compas, sin lugar a duda, el autogobierno es uno de los más importantes, expresándose por medio de las Juntas de Buen Gobierno (JBG). Con ésta base, se generan los procesos que articulan la vida cotidiana y que dan forma y consistencia a conquistas sociales propias como la Ley Revolucionaria de la Mujer, la Educación y la Sanidad zapatista o el sistema de Justicia autónomo. No solo son importantes esos logros, las formas y los principios, como el mandar obedeciendo, también merecen una mención especial.

Por eso en estos 28 años les decimos:

Gracias por su ya basta.

Gracias por su lucha cotidiana y su ejemplo.

Gracias por demostrarnos que otro mundo es posible.


¡VIVA EL EJERCITO ZAPATISTA DE LIBERACION NACIONAL!

¡VIVAN LAS COMUNIDADES BASES DE APOYO ZAPATISTA!

¡VIVA LA OTRA CAMPAÑA!


TALLER DE DESARROLLO COMUNITARIO A.C.


¡TODO EL PODER AL PUEBLO!

En medio de amenazas, desplazados de comunidad guerrerense vuelven a casa

Temen nuevas agresiones de paramilitares cuando se retiren policías estatales y soldados

Sergio Ocampo Arista
Corresponsal
Periódico La Jornada

Miércoles 16 de noviembre de 2011, p. 38

Coyuca de Catalán, Gro., 15 de noviembre. Entre amenazas de muerte que presuntos paramilitares hicieron por radio, 162 personas de 28 familias regresaron el sábado a la comunidad La Laguna, provenientes del poblado Puerto Las Ollas, municipio de Coyuca de Catalán, adonde huyeron el 21 de abril debido a la violencia en la Sierra Madre del Sur.

El secretario de Seguridad Pública estatal, Ramón Almonte Borja, y Hegel Mariano Ramírez, representante de la Red Guerrerense de Derechos Humanos, fueron testigos de las amenazas de los supuestos paramilitares. Según Hegel Mariano, entre otros amagos se escuchó: “Deja que se acerquen, y cuando lleguen les vamos a dar una madriza, y como vayan cayendo los vamos a enterrar.”

Las 28 familias –entre las que hay más de 70 menores–, encabezadas por Juventina Villa Mojíca, huyeron de La Laguna en siete vehículos rumbo a Puerto Las Ollas. “Sólo 11 personas se quedaron allá (en La Laguna), entre ellas mi hija Leticia Santana, quien estaba embarazada, y perdió a su bebé debido a que los paramilitares la jalonearon”, recordó Juventina.

Los desplazados, entre ellos seis bebés que nacieron durante la estadía en Puerto Las Ollas, emprendieron el retorno a La Laguna el sábado a las 4 horas y llegaron el domingo a las 14:30, en una caravana compuesta por 20 vehículos, 10 de ellos camiones de volteo que envió Seguridad Pública estatal, pero debido a lo abrupto del camino seis vehículos regresaron.

También se enviaron tres vehículos Hummer (uno se descompuso) con 18 soldados; seis camionetas con 30 policías estatales, un automóvil de Protección Civil estatal, uno de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos estatal (Coddehum), uno del Frente de Organizaciones Democráticas del Estado de Guerrero (Fodeg), dos camionetas de redilas y una cuatrimoto.

Sin comer y con frío intenso, los desplazados recorrieron unos 130 kilómetros de Puerto Las Ollas a La Laguna, al filo de la Sierra Madre del Sur, en caminos de terracería casi intransitables, por los cuales la caravana se detuvo en varias ocasiones hasta por tres horas. El grupo llegó a las 18:30 horas del sábado al paraje El Vergel o Las Palomas, de donde partió el domingo a las 4 horas y arribó a La Laguna después de las dos de la tarde.

Exigen detener a presuntos homicidas

“Regresamos a La Laguna porque aquí tenemos nuestra forma de vivir; aquí están nuestro pasado, presente y futuro, y aunque perdimos las cosechas de maíz, no criamos marranos ni gallinas, nos robaron el ganado y nuestros hijos perdieron el año escolar, de todos modos vamos a regresar. Es nuestra tierra, ahí nacimos; ahí está la gente que queremos”, dijo Juventina Villa.

Agregó que el gobierno se comprometió a darles seguridad. “Ya les entregamos la lista de responsables de los asesinatos de nuestra gente. Queremos que se investigue y haga justicia. Los soldados detuvieron a nueve personas. Siete participaron en el asesinato de mi esposo, Rubén Santana Alonso, en febrero pasado.”

Recordó que en julio pidieron que interviniera el procurador estatal, Alberto López Rosas. “Le dimos los casquillos encontrados en el lugar del crimen de mi esposo, pero no hubo respuesta. También bajamos al municipio de Coyuca de Catalán a presentar la denuncia. Entregamos el expediente a Víctor Aguirre, subsecretario de asuntos políticos del gobierno estatal, y no hizo nada; por eso pedimos al gobernador Ángel Aguirre que intervenga”, afirmó.

Juventina Villa, cabeza de los desplazados, tuvo 13 hijos y dos de ellos fueron asesinados. Señaló que durante los siete meses que estuvieron en Puerto Las Ollas ayudaron a reforestar la zona, protegidos por tres grupos de la policía estatal. El Ejército Mexicano solamente fue en una ocasión y “desde abril sólo una vez el gobierno de Guerrero dio despensas y mandó brigadas médicas”.

La sierra, abandonada 30 años

El secretario de Seguridad Pública estatal, Ramón Almonte, quien junto con el subsecretario José Ramón Arreola llegó en helicóptero a la zona y permaneció dos días en el operativo, aseguró que al gobierno estatal le interesa que los desplazados vuelvan a arraigarse en su lugar de origen.

En entrevista, reconoció que las condiciones “no son las más óptimas (sic), pues desde hace 30 años se olvidó a los pueblos de la sierra, a diferencia de la Montaña, donde hay escuelas y hospitales. Sin duda ésta es la zona más abandonada de Guerrero, donde los niños no están inscritos en el Registro Civil, la gente no está empadronada, no hay escuelas y tenemos jóvenes analfabetas de 25 a 30 años”.

Ofreció dar cuenta al gobernador Ángel Aguirre del abandono en que está la zona. “En esta región hay problemas que deben atender los tres niveles de gobierno”. Sostuvo que el compromiso de los gobiernos estatal y federal es garantizar la seguridad en la región de difícil acceso.

Adelaido Memije, coordinador de la Coddehum en la Costa Grande, reconoció que el gobierno estatal atendió la petición de atender a los desplazados, con la participación del Ejército y la policía estatal, “porque existía temor de un ataque a la caravana”.

Hegel Mariano sostuvo que en Guerrero hay más desplazados, aunque los de La Laguna fueron “los primeros que lo denunciaron directamente y pidieron medidas de protección”.

Bertoldo Martínez Cruz, en representación del Fodeg, alertó del peligro que corren no sólo los habitantes de La Laguna, sino de todos los pueblos de la región acosados por grupos paramilitares. “No sabemos cuánto tiempo estarán protegidos. El problema será cuando nadie vigile.”


¡TODO EL PODER AL PUEBLO!