Buscará una cercanía con EU, donde viven millones de salvadoreños, sustento del país
No hay por qué alinearse; mi gobierno tendrá su propia identidad: Funes
Antonio Saca felicita al FMLN por sus logros
Gobiernos del hemisferio saludan al ganador
San Salvador, 16 de marzo. Lejos de las épocas de confrontación de la guerra fría, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) de El Salvador quiere gobernar cerca de Estados Unidos, donde viven millones de salvadoreños que son el sustento del país, afirmó hoy el virtual presidente electo Mauricio Funes, un día después de las históricas elecciones en las que el partido político surgido del movimiento guerrillero de los años 80 derrotó en las urnas a la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), su principal adversario en las dos últimas décadas.
Miles de salvadoreños celebraron hasta la madrugada de este lunes la victoria de Funes y Salvador Sánchez Cerén –el otrora comandante insurgente Leonel González– en la plaza Masferrer, ubicada en el corazón de una de las zonas residenciales de San Salvador, la colonia Escalón, adonde el FMLN llevó por primera vez en su historia una celebración callejera y donde sus militantes y simpatizantes entonaron la marcha de la unidad, que en una de sus estrofas dice: El pueblo unido, jamás será vencido.
A pesar de la euforia popular, Funes mantuvo el tono moderado de sus declaraciones y durante varias entrevistas ofrecidas este lunes reiteró que su gobierno respetará la seguridad jurídica y la propiedad privada, además de buscar acercamientos con los gobiernos de Estados Unidos y Brasil.
Aspiraría a estrechar las relaciones con el presidente (estadunidenses Barack) Obama para garantizar la estabilidad migratoria de los casi dos millones y medio de salvadoreños que viven y trabajan en Estados Unidos, dijo Funes en entrevista con Reuters.
Lula, el líder que admira
Veo con especial atención construir relaciones más estrechas con el gobierno del presidente Lula. Si hay un líder a nivel latinoamericano al que he admirado y sobre todo del que he visto con especial atención sus programas para mantener la estabilidad macroeconómica, ese es el mandatario de Brasil, agregó el virtual presidente electo, casado con Wanda Pignato, quien hasta hace poco fue representante en El Salvador del Partido de los Trabajadores, fundado por Lula, un ex líder sindical de la industria metalúrgica.
El presidente Lula tuvo que vencer el temor que los empresarios tuvieron en un principio, apuntó Funes en una entrevista difundida por la televisora CNN. En vez de irse, los empresario han aumentado en Brasil, agregó, al abordar por enésima vez uno de los temas que al parecer más preocupación genera el triunfo de la organización política de izquierda.
El FMLN ganó con un millón 349 mil 142 votos (51.3 por ciento) contra un millón 280 mil 995 sufragios (48.7 por ciento de Arena), según el último boletín del Tribunal Superior Electoral sobre los comicios presidenciales, que dio por concluido el escrutinio preliminar con los datos de 99.4 por ciento de las actas. Los resultados definitivos estarán listos el miércoles o jueves y hasta entonces las autoridades electorales podrán hacer la declaratoria oficial sobre el vencedor de los comicios, para los que estuvieron convocados cuatro millones 200 mil ciudadanos.
Mi gobierno tiene que responder a su propia identidad. No tiene por qué alinearse a la revolución bolivariana. Se va a alinear a los trabajos que demanda El Salvador, dijo Funes en la entrevista con CNN.
El virtual ganador dijo a Reuters que se propone gobernar mediante un pacto social para enfrentar el impacto de la crisis, pero deberá lidiar con una derecha en la oposición a la que el FMLN considera heredera de sus enemigos durante la guerra civil que se libró entre 1980 y 1992.
El FMLN tendrá 35 de las 84 bancas en la próxima legislatura de la Asamblea que asume el primero de mayo, mientras que Arena contará con 32 asientos y el resto se repartirá en dos partidos pequeños aliados con la organización derechista.
El nuevo periodo presidencial comenzará el primero de junio y cuando el actual presidente Antonio Saca entregue el poder terminarán 20 años de gobiernos de Arena.
La prensa salvadoreña, que fue adversa al FMLN durante la guerra y simpatizante del candidato de Arena, Rodrigo Ávila, destacó hoy en sus comentarios editoriales la necesidad de que los políticos de izquierda estén a la altura de las circunstancias nacionales e internacionales. El Diario de Hoy, el más conservador del país, vaticinó que habrá importantes reacomodos en Arena, que tendría que pasar por una fase de urgente autoevaluación y autocrítica.
Saca felicitó hoy a Funes y al hacerlo informó que el mes próximo lo presentará ante sus pares centroamericanos durante una reunión regional que se realizará en Costa Rica.
Al FMLN quiero manifestarle mi reconocimiento por el logro alcanzado en todo el país y por haber atraído poco más de la mitad de los ciudadanos salvadoreños, que han creído en su proyecto de gobierno, dijo Saca.
Desde el extranjero, jefes de Estado de países de América Latina, así como el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Miguel Insulza, felicitaron a Funes. El gobierno de Estados Unidos emitió un comunicado por medio del Departamento de Estados en el que extendió sus parabienes al representante del FMLN, así como al candidato de Arena por haber reconocido su derrota.
A las felicitaciones hechas por el presidente Hugo Chávez de Venezuela se sumaron hoy los de Guatemala, Nicaragua, Honduras, Costa Rica, Colombia y México.
Fuente: La Jornada
¡TODO EL PODER AL PUEBLO!
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miércoles, 18 de marzo de 2009
Reitera el virtual presidente electo de El Salvador absoluto respeto a la propiedad privada.
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Etiquetas: El Salvador, FMLN, Latinoamerica, socialdemocracia
martes, 17 de marzo de 2009
VIVA EL FMLN
Himno del FMLN
Soy combatiente del FMLN
Con Farabundo y Romero
Sombrero azul: Alí Primera
¡TODO EL PODER AL PUEBLO!
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Etiquetas: El Salvador, FMLN, Latinoamerica
El izquierdista Funes proclama su victoria.
Prioridad a los pobres... esa será la ruta de mis acciones; enaltece que la ciudadanía creyó en la esperanza y venció el miedo
Ofrece respeto a opositores
Rodrigo Ávila admite su derrota
Especial para La Jornada y agencias
San Salvador, 15 de marzo. Hemos firmado un nuevo acuerdo de paz, de reconciliación en El Salvador, ha triunfado la ciudadanía que creyó en la esperanza y venció el miedo, para dejar atrás la venganza del pasado, afirmó esta noche Mauricio Funes, del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), al declararse ganador de las elecciones presidenciales celebradas hoy en este país centroamericano, gobernado en los últimos 20 años por la ultraderechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena).
Minutos antes, el Tribunal Supremo Electoral informó que el FMLN tenía un millón 231 mil 755 votos que significaban 51.27 por ciento del total, mientras que Arena se había adjudicado un millón 170 mil 780 sufragios, que representaban 48.73 por ciento, cuando se había escrutado 90.68 por ciento de las actas.
Soy el presidente electo de los salvadoreños, dijo Funes a seguidores en su casa de campaña, ubicada en la zona oriental de esta capital, donde miles de personas formaron una marea roja en las calles para celebrar la histórica victoria al grito de: ¡Sí se pudo!, ¡Sí se pudo!
Casi tres horas después, el candidato Rodrigo Ávila reconoció su derrota, pero desde antes, en su cuartel general de campaña se veían caras largas; incluso, el próximo alcalde de San Salvador, Norman Quijano, quien asumirá el cargo el primero de mayo, decía a sus correligionarios, en un vano intento por tranquilizarlos: No se vayan que esto se puede ganar por un voto.
Quiero reconocerle a Mauricio Funes, del FMLN, que en esta lucha cerrada el margen de diferencia le ha dado la ventaja y le pido a Dios que así como le dio sabiduría al pueblo salvadoreño, se la dé a su partido, dijo Ávila tras reconocer que esta elección ha sido la más dura que ha enfrentado Arena, el partido fundado por Roberto D’Aubuisson, quien fue jefe de los servicios de inteligencia de la Guardia Nacional en el preludio de la guerra civil (1980-1992), y creador de los escuadrones de la muerte, responsables del asesinato del arzobispo Óscar Arnulfo Romero, en marzo de 1980.
En este momento es cuando los areneros de todos los tiempos..., de todas las épocas..., de todos los rincones del país, hemos dado el ejemplo de lo que es aceptar la voluntad del pueblo en una elección muy reñida, declaró.
Ávila estuvo flanqueado por el presidente saliente, Antonio Saca, y sus predecesores en el cargo, Alfredo Cristiani (1989-1994), Armando Calderón (1994-1999) y Francisco Flores (1999-2004) en la tribuna ubicada frente a la sede del partido, en la zona centro-oeste de la capital.
Mientras Ávila hablaba, la militancia de Arena coreaba su himno con frases que forjó D’Aubuisson en los años del conflicto armado, tales como patria sí, comunismo no y El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán.
En su discurso de casi una hora, Funes, quien asumirá para un periodo de cnco años el primero de junio próximo, aseguró que gobernará por el bien general, buscando favorecer a los sectores más excluidos y citó a quien describió como el mártir, monseñor Romero, quien decía que la Iglesia católica debía tener una opción preferencial por los pobres... Esa será la ruta de mis acciones.
Funes también destacó que el resultado de la votación demostraba que El Salvador está preparado para la alternancia gubernamental, y expuso: iniciamos una etapa nueva de nuestra historia, por primera vez llegan a la presidencia y la vicepresidencia los candidatos postulados por un partido de izquierda.
Tras subrayar que Arena como partido de oposición será escuchado y respetado, ratificó los compromisos asumidos durante su campaña electoral, y aseveró que le daremos un sentido nuevo a la gestión presidencial.
Me propongo dejar atrás los viejos patrones de la intolerancia, resaltó el virtual presidente electo salvadoreño al hacer énfasis en que su gobierno estará animado con el espíritu de la unidad nacional.
De 49 años, Funes ha sido un destacado periodista de la televisión local, que renunció en 2007 para asumir la candidatura del FMLN, en el que no militó como guerrillero durante los años de la contienda armada, en la que fue asesinado su hermano, Roberto, en agosto de 1980 por fuerzas de seguridad. Esta será la primera vez que asuma un cargo de elección y sirva en la administración pública.
Desde el cierre de los centros de votación, a las cinco de la tarde, miles de simpatizantes del FMLN ya celebraban en las calles de las ciudades más importantes.
Amalia Jimena Hernández, residente en el barrio de Mejicanos y uno de los más frecuentes escenarios de combate entre guerrilleros y soldados gubernamentales en la época de la guerra civil, expresó su alegría por el triunfo de Funes.
Este es un evento histórico tan esperado por los pobres de mi país, por los más de 75 mil muertos de la guerra, por mis hermanos que murieron queriendo ver este cambio.
Según cálculos extraoficiales, 60 por ciento de los cuatro millones 200 electores participaron en los comicios presidenciales, alrededor de 6 puntos porcentuales más que en las elecciones municipales y legislativas del 18 de enero pasado, en las que el FMLN registró la mayor votación, aunque perdió el gobierno capitalino, que había sido uno de sus bastiones.
Nidia Díaz, una de las dirigentes emblemáticas del FMLN y actual diputada del Parlamento Centroamericano, afirmó emocionada que la jornada cívica tuvo una participación sin precedentes.
El pueblo derrotó el miedo y decidió cambiar su historia. Enfrentó la campaña de terror montada desde hace un año, que buscaba impedir a toda costa el triunfo de la izquierda en El Salvador, manifestó la ex comandante, que perdió a su compañero en un enfrentamiento de la guerrilla con el ejército salvadoreño, y que también fue capturada y torturada.
Dedico este triunfo a todos los compañeros caídos en la lucha que no han podido ver el cambio y les digo que hoy empieza la construcción real de nuestros ideales de justicia, agregó Díaz, quien se vio obligada a vivir algunos años en el exilio.
¡TODO EL PODER AL PUEBLO!
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Etiquetas: El Salvador, FMLN, Latinoamerica
miércoles, 26 de marzo de 2008
San Romero de America. A 28 años de su asesinato.
San Romero de America.wma
Trazar un recorrido por la vida de Óscar Arnulfo Romero supone adentrarse en uno de los periodos más convulsos de la historia de su país, El Salvador, y de toda América Latina. En los años en los que Monseñor Romero desarrolló de manera más intensa su actividad religiosa, entre 1966 y 1980, el incremento de movimientos comunistas de campesinos en toda Latinoamérica (que se vio favorecido sin duda por el ejemplo de la revolución cubana del 59) y el compromiso de un sector importante de la Iglesia Católica con los más pobres, iniciado en el Concilio Vaticano II y ratificado en la Conferencia de Obispos Latinoamericanos de Medellín de 1968, chocaron de pleno con unos gobiernos opresores, surgidos a menudo de golpes de estado y apoyados en buena medida por Estados Unidos, cuyos intereses en la zona eran mucho más económicos que humanitarios.
Óscar Arnulfo Romero nació en Ciudad Barrios (San Miguel) el 15 de agosto de 1917. Fue el segundo de los 8 hermanos de una modesta familia. Su padre, Santos, era empleado de correo y telegrafista y su madre, Guadalupe de Jesús, se ocupaba de las tareas domésticas. El Salvador era por entonces un país de relativa prosperidad económica (gracias al cultivo y exportación de café) pero dominado por un poder oligárquico que mantenía oprimida a la población campesina.
Desde pequeño, Óscar fue conocido por su carácter tímido y reservado. A muy corta edad tuvo que interrumpir sus estudios debido a una grave enfermedad, de manera que a los 12 años trabajaba ya como aprendiz en una carpintería. Su ingreso en el seminario menor de San Miguel tiene lugar en 1931. Allí permaneció durante 6 años hasta que tuvo que interrumpir de nuevo sus estudios, esta vez para ayudar a su familia en unos momentos de dificultad económica. Durante tres meses trabajó con sus hermanos en las minas de oro de Potosí por 50 centavos al día.
En 1937 Óscar ingresa al Seminario Mayor de San José de la Montaña en San Salvador. Siete meses más tarde es enviado a Roma para proseguir sus estudios de Teología. Es ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942 y continúa en Roma un tiempo con el fin de iniciar una tesis doctoral que pretende orientar hacia la mística o la teología ascética, pero la guerra europea le impide terminar los estudios y se ve obligado a regresar a El Salvador.
Su labor como sacerdote comienza en la parroquia de Anamorós, trasladándose poco después a San Miguel, donde durante 20 años realiza labor pastoral: impulsa movimientos apostólicos como la Legión de María, los Caballeros de Cristo o los Cursillos de Cristiandad; desarrolla obras sociales como "Alcohólicos anónimos" o Cáritas; promueve la construcción de la Catedral de San Miguel y favorece la devoción a la Virgen de la Paz. En esos años, su trabajo es el de un sacerdote dedicado a la oración y la actividad pastoral, pero todavía sin un compromiso social evidente. Mientras, el país vive sumido en un caos político: se suceden los golpes de estado en los que el poder queda casi siempre en manos de los militares.
En 1966 Monseñor fue elegido Secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador. Comienza así una actividad pública más intensa que viene a coincidir con un periodo de amplio desarrollo de los movimientos populares que se manifestaría de forma evidente apenas un año más tarde con la primera huelga general obrera.
Su nombramiento como obispo auxiliar de Monseñor Luis Chávez y González, en 1970, no fue bien visto por los sectores más renovadores: Monseñor Chávez y González y Monseñor Rivera (también obispo auxiliar) estaban impulsando los cambios pastorales que el Vaticano II y la Conferencia de Medellín de 1968 exigían para el desarrollo de una nueva forma de entender el papel de la Iglesia Católica en América Latina y los planteamientos de Monseñor Romero, nombrado además director del periódico Orientación, eran todavía muy conservadores. Además, su labor como rector del Seminario Mayor San José de la Montaña, que desde 1915 había sido dirigido por los jesuitas, resultó un fracaso en la gestión económica, por lo que el seminario debió ser cerrado.
Nombrado Obispo de la Diócesis de Santiago de María, se traslada a la misma en diciembre de 1974. El contexto político se caracteriza sobre todo por una especial represión contra los campesinos organizados. En junio de 1975 se producen los hechos de Tres Calles: la Guardia Nacional asesina a 5 campesinos. Monseñor Romero llega a consolar a los familiares de las víctimas y a celebrar la misa. No hace una denuncia pública de lo ocurrido, como le habían pedido algunos sectores, pero sí envía una dura carta al presidente Molina.
El nombramiento de Monseñor Romero como arzobispo de San Salvador, el 23 de febrero de 1977, es una sorpresa negativa para el sector renovador, que esperaba el nombramiento de Monseñor Rivera, y una alegría para el gobierno y los grupos de poder, que ven en este religioso de 59 años un posible freno a la actividad de compromiso con los más pobres que estaba desarrollando la Arquidiócesis.
Sin embargo, un hecho ocurrido apenas unas semanas más tarde, que se revelará decisivo en la escalada de violencia sufrida en El Salvador, va a dejar clara la futura línea de actuación de Romero: el 12 de marzo es asesinado el padre jesuita Rutilio Grande, hombre progresista que colaboraba en la creación de grupos campesinos de autoayuda y buen amigo de Monseñor. El recién electo arzobispo insta al presidente Molina para que investigue las circunstancias de la muerte y, ante la pasividad del gobierno y el silencio de la prensa a causa de la censura, amenaza incluso con el cierre de las escuelas y la ausencia de la Iglesia católica en actos oficiales.
La postura de Óscar Romero, cada vez más "peligrosamente" comprometida con el pueblo, comienza a ser conocida y valorada por el contexto internacional: el 14 de febrero de 1978 es nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Georgetown (EE.UU); en 1979 es nominado al Premio Nobel de la Paz y en febrero de 1980 es investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Lovaina (Bélgica). En ese viaje a Europa visita a Juan Pablo II en el Vaticano y le transmite su inquietud ante la terrible situación que está viviendo su país.
En efecto, en 1980 El Salvador vivía una etapa especialmente violenta en la que sin duda el gobierno era uno de los máximos responsables. La Iglesia calcula que, entre enero y marzo de ese año, más de 900 civiles fueron asesinados por fuerzas de seguridad, unidades armadas o grupos paramilitares bajo control militar. De todos era sabido que el gobierno actuaba en estrecha relación con el grupo terrorista ORDEN y los escuadrones de la muerte.
Apenas llegado de su viaje, el 17 de febrero, el arzobispo Romero envía una carta al presidente Carter en la que se opone a la ayuda que EEUU está prestando al gobierno salvadoreño, una ayuda que hasta el momento sólo ha favorecido el estado de represión en el que vive el pueblo. La respuesta del presidente estadounidense se traduce en una petición al Vaticano para que llame al orden al arzobispo. Sin embargo, en otros países continúa el reconocimiento a la labor de Romero: por esas mismas fechas, recibe el premio de la Paz de Acción Ecuménica Sueca.
El cerco se cierra: a fines de febrero, Héctor Dada, miembro de la Segunda Junta de Gobierno de El Salvador, informa a Monseñor de que tiene conocimiento de amenazas de muerte contra su propia persona y contra el Arzobispo; Romero recibe también un aviso de amenazas de similar seriedad por parte del Nuncio Apostólico en Costa Rica, Monseñor Lajos Kada y a comienzos de marzo es volada una cabina de locución de la emisora YSAX, La Voz Panamericana, que transmitía sus homilías dominicales. Los días 22 y 23 de marzo, las religiosas que atienden el Hospital de la Divina Providencia, donde vive el Arzobispo, reciben llamadas telefónicas anónimas que lo amenazan de muerte. Finalmente, el 24 de ese mismo mes, Óscar A. Romero es asesinado por un francotirador mientras oficia misa en la Capilla de dicho Hospital.
Los funerales, celebrados en la Catedral Metropolitana de San Salvador el 30 de Marzo de 1980, se convirtieron en una batalla campal en la que las fuerzas de seguridad acometieron contra miles de salvadoreños concentrados en la plaza de la catedral, entre los que se encontraban miembros del Bloque Popular Revolucionario. El resultado: más de 40 muertos y doscientos heridos.
Tal como denuncia el Informe de la Corte Interamericana de Derechos Humanos , el gobierno no realizó ninguna investigación exhaustiva sobre el asesinato del arzobispo Romero. Roberto D'Aubuisson, líder de los escuadrones de la muerte y antiguo miembro de la Guardia Nacional de Somoza, fue arrestado en mayo de ese mismo año y, a pesar de las pruebas que lo implicaban tanto en el asesinato de Monseñor como en la conspiración para realizar un golpe de estado, fue puesto en libertad con el beneplácito del ministro de Defensa. Cuatro años más tarde, el embajador Robert White declaró ante un comité del congreso que existían pruebas suficientes para afirmar "más allá de cualquier duda razonable" que D'Aubuisson había planeado y ordenado el asesinato, aunque este nunca fue procesado.
Al asesinato de Monseñor le siguieron otros actos de violencia terribles contra una Iglesia comprometida con el pueblo salvadoreño, como la violación y asesinato de tres monjas y una seglar estadounidenses el 2 de diciembre de 1980 o el asesinato de seis sacerdotes jesuitas por escuadrones de la muerte en noviembre de 1989. Dichos actos se insertaron en un periodo convulso de enfrentamiento entre el poder represor y las guerrillas del FMLN que se prolongaría durante más de una década.
¡TODO EL PODER AL PUEBLO!
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