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viernes, 7 de diciembre de 2007

Mujeres triquis, el exilio. (¿Podemos creer que hay Gobierno en Oaxaca?, evidentemente no)

Pedro Matías

Oaxaca, Oax., 26 de noviembre (apro).- En ocasión del Día Internacional contra la Violencia hacia la Mujer, que se celebró este domingo 25 de noviembre, las indígenas triquis exponen su cruda realidad, enmarcada por la creciente violencia.

La desesperanza invade a ese pueblo indígena, donde las agresiones han alcanzado niveles similares a los ochenta, situación que ha obligado, principalmente a las mujeres, a un exilio forzado.

“Aquí la pobreza es normal, lo peor es la violencia”, confiesa un grupo de mujeres triquis que viven en el destierro.

Y es que en su pueblo de origen no ven otra cosa que desapariciones, secuestros, violaciones, emboscadas, huérfanos, viudas, saqueos de casas e incendios en terrenos de sembradío…

Pero esa situación no parece importarle al gobierno estatal. El propio procurador Evencio Nicolás Martínez Ramírez reconoce:

“Es una zona muy conflictiva (la región Triqui), y no voy arriesgar a mi gente para que entre a esa zona. Esa violencia ya tiene años, no es de ahora. Entonces, no puedo resolver en seis meses, de la noche a la mañana, el problema”.

En palabras de las denunciantes, el procurador les dijo que “lamentaba la situación por la que estaba pasando la familia (de dos indígenas desaparecidas)”

Les dijo que no se trataba “de que ellos no quisieran trabajar, pero que todo va muy lento porque es muy difícil entrar a la zona Triqui, por la presencia de los grupos políticos en la región, y que no va a arriesgar a su gente”.

Sobre un caso relacionado con la violación a una menor registrada el pasado 21 de febrero, el funcionario dijo que se ordenó a la Policía Ministerial la detención de los responsables y, “cuando se les detenga, tal vez se pueda tener una pista para localizar a las jóvenes desaparecidas”.

Por si fuera poco, los representantes del gobierno consideran que, “debido a la violencia que vive la región triqui, la forma de resolver los conflictos es militarizando la zona”.

Las mujeres, que prefieren omitir su nombre para evitar represalias, sostienen que “si las propias autoridades no se atreven a entrar (a su pueblo) para investigar las recientes desapariciones, violaciones y crímenes, no nos queda otra alternativa más que el destierro.

“No es por gusto sino por necesidad, por el sufrimiento que agobia a mi pueblo. Ya tenemos muchos muertos”, relatan al tiempo que de sus ojos brotan algunas lágrimas.

Según las mujeres, los hombres ya no salen al campo a realizar sus tareas agrícolas a causa de tanta violencia. Dicen que ese papel lo han asumido ellas.

Ahora, ellas no sólo reparten su tiempo entre las labores del hogar y el campo, con el riesgo de que, en esta segunda actividad, sean víctimas de alguna violación.

La región Triqui se encuentra asentada en la zona montañosa denominada “Nudo Mixteco” y está divida en la zona baja, cuya cabecera es San Juan Copala; mientras que la media comprende San Martín Itunyoso y, la parte alta, lleva por sede a San Andrés Chicahuaxtla.

Es decir, los indígenas triquis se encuentran asentados en tres municipios, Juxtlahuaca, Tlaxiaco y Putla de Guerrero.

Aunque en toda esa región predomina la pobreza, es en la región baja donde particularmente la autoridad tradicional se ha desintegrado, pues el cultivo de café fortaleció la propiedad privada y desató la violencia por la posesión de tierras.

“Municipio autónomo” triqui

El activismo de la comunidad ha provocado el surgimiento de diversas organizaciones, como el Movimiento Unificador de Lucha Triqui (MULT), Unidad de Bienestar Social de la Región Triqui (Ubisort) y, más recientemente, el Movimiento Unificador de Lucha Triqui Independiente. Este último declaró “municipio autónomo” a San Juan Copala, el pasado 1 de enero.

Aunque en la región triqui había una regla escrita de que la violencia por pugnas políticas, venganza o control territorial no alcanzaría a mujeres o niños, ésta dejó de respetarse en los últimos años.

Según consta en la averiguación previa 157/2006, el 7 de julio del año pasado una niña de 14 años, Lucía, fue violada presuntamente por Timoteo Alejandro Ramírez, Francisco Martínez Bautista y Marcos Flores, en presencia de su padre y su abuela.

La estudiante de secundaria fue ultrajada cuando al salir de su domicilio ubicado en la comunidad El Rastrojo. Ella y su padre llevaban a su abuela al doctor en Juxtlahuaca. Pero, como el camino estaba cerrado por un conflicto político, los tres tuvieron que caminar por una vereda. Cerca de Yosoyuxi, les salió al paso un grupo de hombres.

Timoteo tomó del cabello a la niña y la arrastró a un descampado. Ahí la violó en repetidas ocasiones. Ante los gritos, el padre y la abuela trataron de intervenir, pero el grupo de hombres se los impidió. Al final los amenazaron con matar a toda la familia si denunciaban la agresión.

Lucía y su familia viven ahora con un pariente cerca de San Juan Copala, y no salen ni a trabajar la tierra por temor a que sus violadores cumplan su amenaza de matarlos por haberlos denunciado.

La angustia creció cuando se enteraron que Marcos Flores, uno de los agresores murió de una enfermedad incurable. La menor tuvo que ser sometida a un estudio de VIH donde el resultado salió negativo, aunque actualmente se encuentra en terapia psicológica.

Pese a que las pruebas del examen ginecológico confirmaron la violación, hasta el momento no se ha detenido a los presuntos responsables.

A ese caso siguió el de la niña Daniela y su maestra de educación indígena, Virginia Ortiz Ramírez, quienes desaparecieron el 5 de julio de este año, según consta en la averiguación previa 187/2007.

Antonio Bautista Ramírez y Dionisio Merino Ortiz relataron ante el Ministerio Público que ese día se encontraban en Santiago Juxtlahuaca esperando transporte para dirigirse a Putla de Guerrero.

Ahí observaron que en una camioneta azul marino Ford Ranger de doble cabina y sin placas, conducida por Francisco Herrera Martínez, llevaban a bordo a Daniela y Virginia Ortiz Ramírez, con los ojos vendados.

Timoteo Alejandro Ramírez sujetaba y encañonaba con una pistola a la menor Daniela.

En la parte media del asiento trasero también observaron que iba la maestra Virginia, sometida por Miguel Ángel Velasco Álvarez y José Ramírez Flores.

Los testigos confesaron que no se atrevían a denunciar porque los secuestradores de la Ubisort son conocidos por su alta peligrosidad.

Ante la inacción de las autoridades, la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos (Limeddh) y los familiares de las dos mujeres triquis anunciaron que expondrán el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

El caso más reciente ocurrió el domingo 21 de octubre pasado: Sofía Bautista, de 11 años, resultó herida de gravedad en una balacera. Un grupo armado atacó a la comunidad de Cuyuchi. En el tiroteo, resultó herida Sofía. La bala entró por la occipital derecha y quedó alojada en la mejilla derecha.

El impacto le causó a la menor un derrame cerebral y se provocó un derrame de líquido cefalorraquídeo.

Simultáneamente, otro grupo emboscó a una camioneta de pasajeros, y la acción impidió el tránsito normal por el camino principal, Ese incidente, provocó que doña Florencia tuviera que caminar alrededor de media hora para llegar a su casa y encontrar herida a su sobrina Sofía.

Con ayuda de sus vecinos la trasladó al hospital de Putla, donde le recomendaron canalizar a la niña a la ciudad de Oaxaca, debido a su gravedad.

Doña Florencia trasladó a su sobrina al hospital “Aurelio Valdivieso” de esta ciudad, donde le extrajeron el proyectil. Aunque la menor todavía no recupera el habla, ya empezó a tener movimiento en casi todo su cuerpo.

Yésica Sánchez Maya, presidenta estatal de la Limeddh, condena esos hechos y lamenta la ausencia de justicia en Oaxaca.

El estigma de ser mujer

La mujer trique sufre la discriminación desde que nace. Por esa razón, los hombres prefieren tener hijos varones. A pesar de esa situación, en esa región los hombres pueden tener una, dos o tres mujeres o las que quieran. Son parte de sus “usos y costumbres”.

“Lo que pasa es que hay muchas mujeres que aunque saben que tienen su familia, se meten con ellos. Son usos y costumbres. (Aunque) la primera esposa decide en todo, todas conviven. Hay algunas que viven juntas y otras separadas”.

Las mujeres en el exilio justifican sus formas culturales y desmienten rotundamente la venta de mujeres en su comunidad.

Entre los triquis todavía no se permite a las mujeres participar en las asambleas comunitarias ni en la toma de decisiones; no pueden andar solas y tampoco usar toallas femeninas ni, menos aún, se les permite utilizar anticonceptivos.

Sin embargo, las mujeres itinerantes piden que “no nos critiquen ni nos vean como animales”, porque todo ello es parte de su cultura.

Destacan que casi 70% de su población emigró a Alaska, Nueva York y Chicago, en Estados Unidos, y a Baja California, Jalisco, Tabasco, y la Ciudad de México, pues “tenemos miedo a las emboscadas, las violaciones y los asesinatos.

“Es lo peor que puede haber, lo que estamos viviendo las mujeres. Hay algunas que no tienen ni dónde vivir. Muchas mujeres no comen con tal de darle de comer a sus hijos”, finalizaron.


¡TODO EL PODER AL PUEBLO!

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Testimonios de niños zapatistas

Comunidad San Juan del Río, ahora, San Manuel. Perteneciente al municipio [oficial] de Ocosingo, Chiapas.

Caracol de la Garrucha

Amanecía el 19 de Noviembre de este año, a las 5 de la mañana buena parte de los niños y niñas zapatistas ya están levantados, tomando su pozol o su café con una tostada. En ocasiones (contadas) acompañan su café con galletas marías, aunque esas prefirieren ofrecerlas a los invitados. También empiezan a darles de comer a los animalitos. Un poco de maíz al “cochi” que comparte los granos con su amigo el pato. Y “el Terrible”, no deja de ladrar exigiendo un poco de alimento.

A las 6-6:30 de la mañana, ya clareando, se encuentran ordenadamente sentados alrededor de 12 niños y niñas zapatistas cuyas edades fluctúan entre los 3 y los 12 años.

Me presento, les explico que a los adultos de La Otra Campaña, de las ciudades, nos interesa saber cómo viven los niños y niñas zapatistas este clima de represión que han estado padeciendo en últimos días. Que nos interesa oír su voz, escuchar su palabra, saber su sentimiento, saber qué tipo de agresiones están sufriendo los niños y las niñas Zapatistas.

Entre risas tímidas y desconcierto, Jerónimo, un niño de los más grandes toma la palabra para contar lo siguiente….

El otro día bajé con Juan al río, a jugar. Ahí estaban Abraham y Pancho (de 18 y 15 años respectivamente), hijos de Porfirio Ruiz.[1]

Nos empezaron a gritar que qué hacíamos ahí, que nos fuéramos que no tenemos derecho de estar en el río, que por qué no nos íbamos ya de nuestras casas. Se burlaban de mi ropa [playera] rota, es la que ocupo para ir a trabajar a la milpa. No hicimos caso, pero nos empezaron a tirar piedras del río, grava [de la construcción de un puente], nos gritaban groserías. Nos fuimos pa´ no empezar pleito.

Otro pequeño nos cuenta su anécdota….Andaba en mi bicicleta dando vueltas al campo [de fútbol], cuando llegó Abraham, diciéndome que me fuera de ahí que el campo es de ellos. Como no hice caso me aventaron caca de vaca y me tiraban [piedras] con la resortera.

En otra ocasión este mismo pequeño base de apoyo, recibió del mismo joven agresor un “sape” [golpe] con una botella de plástico, sólo por pasar cerca de él; además de decirle groserías.

Juan:”No se vale, porque son más grandes, tienen 15, 18 años”.

Para esta hora la caravana de brigadistas se tenía que ir. Las niñas, muy pequeñas, sólo reían tímidas.

A la pregunta de cómo se sentían, si tenían miedo por todo lo que está pasando en sus comunidades, contestaron estar preocupados por sus papás. Sin embargo, Jerónimo terminó fulminante la entrevista…

“No tenemos miedo, porque también nos sabemos defender”.

[1] Conocido agresor de la comunidad, perteneciente a la ARIC-Histórica, como se hacen llamar.

* La entrevista a los niños y niñas zapatistas en la comunidad de San Manuel, se realizó durante la visita de la Caravana de La Otra Campaña por la Defensa de los Derechos Humanos y Colectivos de los Pueblos Indígenas Zapatistas llevada a cabo del 16-20 de Noviembre del 2007. Cuya coordinación y convocatoria estuvo a cargo del Centro de Análisis Político e Investigaciones Sociales y Económicas (CAPISE).

La entrevista a los niños y niñas no estaba programada oficialmente, así que se considera un trabajo extraoficial del cual CAPISE conoce y está enterado. Por tal motivo no se pudo obtener más información de la que hubiéramos querido o testimonios infantiles de otros Caracoles. De esta manera, reconocemos, que se convierte en una Tarea pendiente para La Otra Campaña en general y especialmente para este Sector de los Niños y Niñas de La Otra Campaña-DF

¡Agradecemos de antemano la amplia difusión de este material!

fotos: www.sextaparaninos.blogspot.com

*Anexamos la última agresión hacia un infante de que tenemos conocimiento

El día 24 de Noviembre 2007 a las 20 horas (8 de la noche ) en el Ejido Agua Azul del Municipio oficial Tumbalá el niño Miguel Pérez Álvaro de 8 años de edad, hijo de un compañero base de apoyo zapatista, salió de su casa a traer su agua a la distancia de unos 40 metros, donde había buen reflejo de la luz, cuando fue sorprendido por cuatro personas de la OPDDIC, (son las mismas personas que andan agrediendo en Bolon Ajaw) de nombres Florentino Silvano Pérez, Alejandro Gómez Hernández, Marcos López Silvano y Miguel Hernández López. Agarraron al niño torciéndole las muñecas de ambas manos y gritó fuertemente del dolor, una vez gritando de dolor el niño lo abandonaron y salieron huyendo estas personas”.


Tomado del Boletín de Prensa convocado por CAPISE el día 28 de Noviembre 2007. San Cristóbal de las Casas Chiapas.

¡TODO EL PODER AL PUEBLO!