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miércoles, 14 de septiembre de 2016

miércoles, 23 de julio de 2008

José Rosario Cebreros: “Nos querían para Los Halcones”.

Elia Baltazar.Excelsior.

Luego de 40 años de silencio, revela cómo el gobierno ofreció armarlo para ir en contra del movimiento del que fue excluido, acusado de asesino, aquél detonado un 22 de julio, como hoy, pero de 1968Durante 40 años, José Rosario Cebreros guardó silencio. Pero hoy ha decidido corregir la historia y aclarar el papel que desempeñó durante el movimiento estudiantil de 1968, cuando era presidente de la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET), del Instituto Politécnico Nacional, organización que se convirtió en blanco de ataques por su presunta colaboración con el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, su sometimiento a políticos y autoridades de la época y su supuesta relación con los porros.

En la historia del movimiento estudiantil del 68, la FNET ha llevado a cuestas el desprecio de quienes aseguran que operó en favor de las autoridades y en contra de los estudiantes. Cuestionado siempre su papel en aquella etapa, la federación finalmente desapareció al cabo de aquel turbulento año. Hoy, el último de sus presidentes reconstruye los episodios más importantes de aquella etapa, desde su papel como líder de una fracción estudiantil que, dice, también fue víctima del autoritarismo, la manipulación y el chantaje gubernamentales.

José Rosario Cebreros, El Chayo Cebreros, como lo conocían entonces, habla de los métodos de control priista sobre la FNET, la inquina anticomunista de la época, la represión contra líderes estudiantes de la FNET y revela un episodio del movimiento estudiantil de 1968, hasta ahora desconocido, que refuerza el argumento de la represión provocada y la operación de Los Halcones desde ese año.

“A la FNET la querían para formar Los Halcones. Nos ofrecieron armas y entrenamiento, en una reunión en la casa del director de la Vocacional 2, Alberto Camberos López, allá por Lindavista, donde estuvo también el entonces joven militar Manuel Díaz Escobar. Esto fue a finales de julio o principios de agosto, cuando los estudiantes habían tomado las escuelas, en la primera etapa del movimiento.”

Pero hay que retroceder al inicio de la historia, para comprender su testimonio y la relevancia de éste.

Cebreros fue elegido presidente de la Federación Nacional de Estudiantes Democráticos en diciembre 1967. Toda su vida de estudiante estuvo relacionado con esta organización.

Originario de Sinaloa, Cebreros se involucró en política estudiantil desde el segundo año de la prevocacional, que cursaba en su tierra natal. Desde entonces formó parte de la FNET y comenzó su relación con los políticos de la época, entre ellos el entonces presidente Adolfo López Mateos. “Con él convine que en el viaje inaugural del ferrocarril Chihuahua-Pacífico se ofreciera como premio a los alumnos con mejor promedio de las escuelas técnicas del país y aceptó”.

Cebreros llegó a la presidencia de la FNET en diciembre de 1967, luego de ser presidente de la sociedad de alumnos de su escuela.

-¿Se votaba el nombramiento?

-Claro. Se citaba a congreso una vez al año, al que asistían presidentes y secretarios generales de la federación, quienes votaban el nombramiento.

Los acuerdos tomados en cada congreso pasaban por las manos del Presidente en turno. “Cada año se entregaba un pliego petitorio al Presidente. Él decidía qué sí y qué no. Luego se llevaba a la asamblea la respuesta presidencial”.

Tan cercana era la relación de la FNET con los presidentes, que en persona le hacían solicitudes y trataban los temas de los estudiantes. “Cuando iba con el presidente Díaz Ordaz, me decía: Cebreros, ya le di camiones para las escuelas, becas, viajes, pero usted qué quiere. Y le decía: que me siga recibiendo. Yo no pedía nada para mí, porque yo ya tenía mi beca de 300 pesos del Poli, que me habían dado desde la prevocacional, y un lugar donde vivir y comer en el pentatlón deportivo”.

Esa relación con el poder se convirtió en el huevo de la serpiente para la FNET, atrapada en los intereses de grupos políticos del PRI con influencia en el IPN. “Nos tachaban de derechistas, de gobiernistas, decían que éramos porros. Nada de eso. No éramos porros. Nunca lo fuimos. Pudo haber grupitos que llegaron a la federación, como no queriendo la cosa, que cobraban aquí y allá. Era su asunto”.

La FNET, además, era un espacio plural, afirma: había priistas, comunistas, de todo, dice. Lo cierto, sin embargo, es que el dominio lo ejercía el PRI.

Pero llegó julio del 68. La pelea entre vocaciones y la Isaac Ochotorena en la Ciudadela, la entrada de los granaderos a la Vocacional 5, la refriega del 26 de julio. La huelga en el poli. La represión.

“Echeverría les dijo a los periódicos que nosotros habíamos provocado la intervención de los granaderos (el 26 de julio), que yo les había echado a la policía, y esta versión impregnó el movimiento. Me convertí en Cebreros asesino, Cebreros vendido”.

El clima adverso devino en agresiones. “A principios de agosto, (activistas del movimiento) tomaron la sede de la federación, quemaron los archivos. Yo tuve que salir escondido en la cajuela de un auto porque ya había antecedentes de secuestros de jóvenes de la FNET, a quienes humillaban: los desnudaban y ridiculizaban”.

En el Consejo Nacional de Huelga no los admitieron, se queja. “Pasaron por encima de nuestra representación. Instalaron los comités de lucha en las escuelas, sin tomar en cuenta que ya había sociedades de alumnos, donde estaban los mejores estudiantes. No eran porros, como decían. Si yo hubiera sido porro, me hubiera hecho de los mejores para hacerles frente en las escuelas. Pero no fue así. Ellos, en cambio, retomaron los puntos del primer pliego petitorio que formulamos nosotros y lo único que hicieron fue agregar la demanda de libertad a los presos políticos”.

Y por primera vez lo dice: a la FNET intentaron ponerle un revólver en las manos en contra del movimiento y ser —ahora lo comprende— la piedra de origen de Los Halcones, el grupo de choque cuya actuación se hizo pública en la represión del 10 de junio de 1971.

“El director de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura, Karl Godoy, era nuestro contacto con el Presidente, el que se mantuvo en contacto con nosotros de parte de el gobierno, porque ni yo ni nadie de la FNET iba ya a visitar al Presidente. A tal grado que a veces me hablaba su jefe de ayudantes, un tal capitán Molina, y me decía: Oiga, Cebreros, con usted el Presidente no tiene ningún enfrentamiento. En todo caso, si lo hay, ustedes tienen la puerta abierta.

“Bueno, Karl Godoy y el director de la Vocacional 2, Alberto Camberos López, nos invitaron a una reunión en casa de este último, por ahí de finales de julio o principios de agosto. Allí estaban también Valentín Vallejo de Labra y un joven militar, el teniente coronel Manuel Díaz Escobar, entonces de 21 años. Cuando llegamos, lo primero que nos llamó la atención fue ver estacionados afuera de la casa tres camiones del ejército. Yo pensé: aquí nos van a agarrar. Pero luego pensé que no podían hacernos nada, porque éramos invitados de Godoy, el contacto con la Presidencia”.

Cebreros recuerda que en algún momento comenzaron a hablar de la situación en el Politécnico. “Nos dijeron que querían apoyarnos para recuperar las escuelas tomadas, que los de las huelgas estaban armados y nosotros como federación no teníamos otra posibilidad que recuperar las escuelas, pues eran el soporte de la organización. Nos dijeron: si la gente que tiene las escuelas no es de la federación, ustedes ya no son nada, y la única forma de que recuperen esos espacios es armándose con el material que les traemos, dijo Díaz Escobar.

“Entonces me preguntaron: qué opina, Cebreros. Las manos me sudaban entonces, como ahora. Atiné a agradecerle a Díaz Escobar su preocupación y luego pregunté si el Presidente tenía conocimiento de eso. Callaron”.

Cebreros se armó de valor, les dijo que le parecía inapropiada su proposición. Tronaron contra él: “¿Y el Presidente, el apoyo oficial, todo de lo que se han rodeado? Aquí no se trata de nuestro poder, les dijimos. En todo caso, si quieren que aceptemos esta propuesta, entonces necesariamente necesitamos hacer una asamblea general, invitarlos a ustedes para que presenten la propuesta en el seno de la organización, ¿cómo la ven?”

Se exasperaron con Cebreros. “Usted nos quiere exhibir y esto es un pacto de caballeros”. Él respondió: “Sí, señor, pero no estamos de igual a igual, ustedes son autoridad. Y los muchachos se van a matar solos, porque el que no conoce un arma se mata con ella misma. Y hasta de tiro al blanco se van a agarrar. Total, que les dijimos que no”.

Allí comprendió que todo había acabado para la FNET, que ya no tenían nada que esperar del sistema. Se trataba de una provocación y las cosas iban a llegar lejos, dice. “Querían sacrificarnos, echarnos la culpa a nosotros de los muertos y luego, seguro, desaparecernos porque podíamos exhibirlos. Y, claro, armaron a otros, eso vino después”.

Cebreros justifica su silencio de tantos años, por temor, pues dice que él y su esposa fueron víctimas de intimidaciones, aun luego del movimiento, cuando se fue a Ciudad Mante, Tamaulipas, a cumplir con su residencia.

“No me avergüenzo de nada. No me avergüenza no haber seguido al movimiento en sus términos (del Consejo Nacional de Huelga), a pesar de que nosotros lo habíamos iniciado, con la marcha y el pliego petitorio. Pero nosotros no nos habíamos formado como ellos. Sin embargo, nunca fuimos a romper huelgas ni agredimos a ningún muchacho, como hicieron ellos con nosotros. Nos acabaron. Si nosotros hubiéramos querido… a fin de cuentas nos habían ofrecido armas.”

A pesar de todo, afirma, “como pudimos apoyamos el movimiento”. El 2 de octubre, recuerda, a la Escuela de Medicina del Poli llegaron las ambulancias con heridos y muertos. Y “nosotros no permitimos que el Ejército se los llevara”.

José Rosarios Cebreros sólo quería evitar el enfrentamiento y defender al Politécnico, “porque teníamos sentido de institucionalidad”.
Luego de 40 años de silencio, revela cómo el gobierno ofreció armarlo para ir en contra del movimiento del que fue excluido, acusado de asesino, aquél detonado un 22 de julio, como hoy, pero de 1968Durante 40 años, José Rosario Cebreros guardó silencio. Pero hoy ha decidido corregir la historia y aclarar el papel que desempeñó durante el movimiento estudiantil de 1968, cuando era presidente de la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET), del Instituto Politécnico Nacional, organización que se convirtió en blanco de ataques por su presunta colaboración con el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, su sometimiento a políticos y autoridades de la época y su supuesta relación con los porros.

En la historia del movimiento estudiantil del 68, la FNET ha llevado a cuestas el desprecio de quienes aseguran que operó en favor de las autoridades y en contra de los estudiantes. Cuestionado siempre su papel en aquella etapa, la federación finalmente desapareció al cabo de aquel turbulento año. Hoy, el último de sus presidentes reconstruye los episodios más importantes de aquella etapa, desde su papel como líder de una fracción estudiantil que, dice, también fue víctima del autoritarismo, la manipulación y el chantaje gubernamentales.

José Rosario Cebreros, El Chayo Cebreros, como lo conocían entonces, habla de los métodos de control priista sobre la FNET, la inquina anticomunista de la época, la represión contra líderes estudiantes de la FNET y revela un episodio del movimiento estudiantil de 1968, hasta ahora desconocido, que refuerza el argumento de la represión provocada y la operación de Los Halcones desde ese año.

“A la FNET la querían para formar Los Halcones. Nos ofrecieron armas y entrenamiento, en una reunión en la casa del director de la Vocacional 2, Alberto Camberos López, allá por Lindavista, donde estuvo también el entonces joven militar Manuel Díaz Escobar. Esto fue a finales de julio o principios de agosto, cuando los estudiantes habían tomado las escuelas, en la primera etapa del movimiento.”

Pero hay que retroceder al inicio de la historia, para comprender su testimonio y la relevancia de éste.

Cebreros fue elegido presidente de la Federación Nacional de Estudiantes Democráticos en diciembre 1967. Toda su vida de estudiante estuvo relacionado con esta organización.


¡TODO EL PODER AL PUEBLO!